Queridos hermanos de JMV, los saludo desde la ciudad Imperial del Cusco, pues con cada belleza de su naturaleza y arquitectura quedo enamorada; les escribo estas pequeñas líneas compartiéndoles lo que fue y será para mí, Mi Consagración!!!!
Ya hace 13 años y 10 meses que ingresé a la Asociación de JMV desde el centro local de Virgo Potens. Durante mi proceso de formación palpaba cómo los jóvenes mediante su testimonio iban asumiendo diferentes roles con responsabilidad. Y al momento de su admisión y consagración era una celebración muy especial, desde la preparación de la liturgia hasta los ágapes y felicitaciones.
Algunos se preguntarán por qué después de tanto tiempo hice mi consagración… pues creo que no hay justificación alguna, solo que tardé demasiado en recibir este regalo que es de Dios de la mano de María. Pues estar consagrada, es sentir que el corazón palpita con más fuerza porque Dios me ha mirado desde mis limitaciones y potencialidades a realizar una misión que exigirá más de mí y que estoy dispuesta a brindarlo.
Este año tomé la decisión de hacer mi consagración porque deseé ratificar mi entrega a Dios, desde mi condición de laica y miembro de la Asociación. Tuve el respaldo y motivación del Consejo Nacional que no dudaron en hacer cada momento único e inolvidable. Y los miembros de mi centro local con su compañía hacían esto aún más genial.
“Nuestra consagración compromete nuestra vida entera por lo que sometemos nuestro ser al querer de Dios permitiéndole que sea glorificado en nosotros”. Imagínense, Dios se alegra con cada detalle que le hagamos y qué regalo tan grande que entregar tu vida entera a colaborar porque este mundo sea mejor.
Así como nos preparamos para una celebración o acontecimiento que pueda ser especial según el valor que le demos; nuestra querida Sor Iris me regaló una hermosa preparación para mi Consagración, desde su comunidad reflexionamos sobre diferentes pasajes bíblicos y con la dulzura que le caracteriza me hacía retomar momentos importantes de mi vida y sobretodo recalcarme la importancia de la Consagración. Posteriormente, en la capilla rezamos junto a Sor Gladys y terminamos con un lonchecito.
Llegó el 16 de julio, Celebración de la Fiesta de la Fundación de la Asociación para JMV PERÚ. Dentro de la programación que se realizaría, la celebración Litúrgica ocupaba un lugar central en esta festividad. Durante la homilía, el P. Arturo, nos recalcaba el mensaje de la Aparición de la Santísima Virgen a Santa Catalina y el compromiso que hemos asumido al ser parte viva de este mensaje. Al término de la Homilia, el padre me llamó a pasar delante del altar, pues los nervios me consumían pero a pesar de esa debilidad seguí con la firmeza de continuar con mi decisión de Consagrarme. En un primer momento, me preguntaba si estaba segura de lo que iba a realizar y respondí que Sí ; llegó el momento de ponerme de rodillas y expresar mis más sinceros deseos de consagrarme. Las palabras del padre y la emoción del momento me llenaron de mucha alegría y cuando dije a una sola voz la oración de la Consagración aún más fue mi júbilo. Luego, me impusieron la Medalla Milagrosa con una hermosa cinta celeste.
Pues termino diciéndoles, que ser parte de JMV es un privilegio y que cada día más agradezco a Dios haberme puesto en este camino.
No olvidemos este hermoso recordatorio: “Venid al pie de este altar y las gracias serán concedidas!
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a ti!
Con el cariño de siempre,
GIULIANA
COORDINADORA NACIONAL DE JMV
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