sábado, 27 de noviembre de 2010

¡A JESÚS POR MARÍA!

Hablar de María en el mundo globalizado y cosmopolita en el que hoy vivimos, es hablar de un ser con virtudes y condiciones utópicas, porque ella es ejemplo de humildad, sencillez, pureza, mansedumbre, amor infinito y así un sin número de virtudes que sólo ella posee.

En las siguientes líneas haremos una breve pero sintética remembranza de los acontecimientos más resaltantes de dicha aparición.

El 27 de Noviembre de 1830, la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré. Humilde religiosa Vicentina y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a ella había un globo luciente sobre el cual estaba la Cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María también dijo a Santa Catalina: “Este globo que has visto, es el mundo entero, donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre aquellos que me conocen como madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a mis hijos que me imploran protección ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan”.
Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen, se formó una aureola con estas palabras: “Oh María sin pecado concebido, ruega por nosotros que recurrimos a tí ”. Y una voz dijo a Catalina: “Hay que hacer una medalla semejante a esta que estamos viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen” y apareció una M, sobre la M una Cruz y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.

Queremos que todos conozcan y amen a Nuestra Madre Santísima, ella es la que extendió un Cheque en Blanco, la que abrió un Crédito infinito e incondicional a su Señor Dios y que jamás se volvió atrás ni retiró su ¡Si!, ese ¡Sí! Que cambió la historia.
Karla Rodríguez Espinoza
Vocal de Secretaría y Comunicacioens Nacional

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