Hola mi nombre es Elizabeth Quiroz, tengo 29 años y mi centro local es Comatrana – Ica. Hoy quiero compartir con ustedes un poco de lo que fue mi camino hacia la consagración a la Asociación Juventud Mariana Vicentina.
Ingresé a JUMAVI aproximadamente hace 7 años, después de haber pertenecido a otros grupos parroquiales como catequesis, MACOVI el que tuve que dejar por la edad. Cuando ingresé a JUMAVI no tenía muy claro cuáles eran sus fines ni la labor que realizaban, pero tenía muchas ganas de seguir participando de forma activa en la Iglesia. Durante todo este tiempo mi amor y la fe en Cristo y nuestra madre la Virgen María, bajo la advocación de la Medalla Milagrosa se ha ido incrementando cada vez más.
He podido disfrutar de muchas experiencias vividas en el grupo, podría decir que somos una gran familia, pero como familia hemos tenido nuestros altos y bajos, particularmente yo he tenido épocas en las que mi participación ha sido mínima, muchas veces el estudio, luego el trabajo y otras tantas mi familia, no siempre conté con su apoyo, pero gracias a Dios ahora comprenden que lo que hago me hace feliz y no es como muchos piensan una pérdida de tiempo, pero para que nos puedan comprender hay que ser congruentes con lo que decimos y lo que hacemos.
Muchos pensaran que tengo los mismos años de haber ingresado a JMV como de Admitida, pero no!, recién hace 2 años y medio, fui admitida, realmente desconocía que teníamos que ser admitidos para realmente ser considerados dentro de la Asociación, así que la mayoría de los integrantes de JMV Comatrana por medio de nuestro asesor y coordinador quienes hicieron los trámites correspondientes y nos dieron la preparación necesaria para ser admitidos en la Asociación JMV.
Ahora después de 2 años y medio de admitida, tome la decisión de realizar mi Consagración, siento que llegó el momento de reafirmar mi entrega a Dios. Desde mi condición de miembro de la JMV, tuve el respaldo del Padre Rosendo, conversamos y él me explicó lo que implicaba estar consagrada, por un momento sentí temor de que me dijera que no estaba preparada para consagrarme, pero fue todo lo contrario, me dio su respaldo y su confianza la cual espero no defraudar. Quiero seguir creciendo en la Fe y el amor a Dios, siguiendo el ejemplo de nuestra madre María.
No podría descubrir lo que sentí en el momento de mi Consagración, estaba muy nerviosa y en el momento en que dije a una sola voz la fórmula de la Consagración: “A Jesús por María”, la emoción embargo mi corazón, sentí dentro de mí ser, cada una de las palabras que pronunciaba y las hice mías. Me siento muy feliz porque pienso que Dios me ha mirado dentro de mis limitaciones y que estoy donde estoy por él y no por una casualidad.
Nunca pensé ser parte de algo tan grande, es momento de dejar de ser un miembro anónimo en nuestros centros para pasar a ser un miembro activo aquel que asume retos y no tiene miedo al cambio, haciendo de nuestra vida una ofrenda agradable a Dios. Los invito a decirle sí al Señor asumiendo el reto de la Consagración.
Que el Señor nos bendiga y nos otorgue la fuerza necesaria para vivir con alegría nuestro ser discípulos. ¡ANIMO, NO HAY MAYOR FELICIDAD QUE SER ÚTIL A LOS DEMÁS!.
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