"Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo" (1 Co 12, 3). "Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!" (Ga 4, 6). Este conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu Santo. Para entrar en contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el Espíritu Santo
En la fiesta de Pentecostés celebramos y revivimos el don del Espíritu Santo para la comunidad. Con la fuerza del Espíritu podemos vivir como Jesús y trabajar para que nuestro mundo sea más justo, más fraterno, más pacífico, más “Reino de Dios”.
Después de su resurrección Jesús continua enseñando a sus discípulos. Los prepara para que continúen su misión cuando Él vuelva junto a su Padre.
Les da el Espíritu Santo, la fuerza de Dios que guía para vivir según las enseñanzas de Jesús.
El Espíritu Santo que Jesús nos da se manifiesta por medio de 7 dones los cuales son: FORTALEZA – PIEDAD – SABIDURIA – TEMOR DE DIOS – ENTENDIMIENTO – CIENCIA – CONSEJO.
Celebremos con júbilo esta gran Fiesta y que el Espíritu Santo reavive nuestros corazones y fuerzas para trabajar a favor de la Iglesia construyendo un mundo más civilizado y lleno de amor.!!!
Compartimos un extracto de las palabras dadas por el Papa Benedicto XVI:
Meditando sobre el Espíritu Santo, lo definió cual “alma de la Iglesia”, sin el cual esta “sería un gran movimiento histórico, una compleja y sólida institución social, tal vez una suerte de agencia humanitaria. Y es así como la consideran aquellos que están fuera de una óptica de fe”.
“Sin embargo –prosiguió el Papa- la Iglesia está incesantemente plasmada y guiada por el Espírito de su Señor. Es un cuerpo vivo, cuya vitalidad es justamente fruto del invisible Espíritu Divino”.
Más adelante el Pontífice recordó la presencia mariana y su relación con el Espíritu: “En Nazaret, Ella recibió el anuncio de su singular maternidad e inmediatamente después de haber concebido a Jesús por obra del Espíritu Santo, por el mismo Espíritu de Amor fue impulsada a salir al encuentro de su anciana pariente Isabel. La joven María es estupendo ícono de la Iglesia en perenne juventud del Espíritu, de la Iglesia misionera del Verbo encarnado, llamada a llevarlo al mundo y a testimoniarlo en el servicio de la caridad”.
Seguidamente el Papa rezó el Regina Coeli, saludó a los presentes en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica
“Sin embargo –prosiguió el Papa- la Iglesia está incesantemente plasmada y guiada por el Espírito de su Señor. Es un cuerpo vivo, cuya vitalidad es justamente fruto del invisible Espíritu Divino”.
Más adelante el Pontífice recordó la presencia mariana y su relación con el Espíritu: “En Nazaret, Ella recibió el anuncio de su singular maternidad e inmediatamente después de haber concebido a Jesús por obra del Espíritu Santo, por el mismo Espíritu de Amor fue impulsada a salir al encuentro de su anciana pariente Isabel. La joven María es estupendo ícono de la Iglesia en perenne juventud del Espíritu, de la Iglesia misionera del Verbo encarnado, llamada a llevarlo al mundo y a testimoniarlo en el servicio de la caridad”.
Seguidamente el Papa rezó el Regina Coeli, saludó a los presentes en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica
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